Sobre las 11 a.m. llegamos a Holguín, el benjamín de los Colegios Maristas de Cuba, nos dispensó, igualmente, amable acogida. a nuestra llegada encontramos al Rvdo. H. Provincial que había ido a hacer una corta visita, y al H. Félix.
Nuestro amado Superior, con la amabilidad que le caracteriza, se puso a servirnos la merienda que se nos había preparado.
Antes de salir tuvimos el gusto de saludar al querido H. Santiago, Director del Colegio y al H. Julián Eduardo. Reciban los amables Hermanos Maristas de Holguín las mas efusivas gracias por la gentileza con que nos trataron.
En el Colegio de Holguin, a la izquierda el Hno. Felix
Lo primero que hicimos al poner pie en tierra, fue dirigirnos al Camarín de la Virgen y allí, muy cerca de María, la saludamos con todo el afecto de nuestros corazones y le dimos gracias por el feliz viaje que nos había concedido.
La Hospedería del Cobre, recientemente construída por iniciativa de Mons. Perez Serantes y con la cooperación del pueblo cubano, nos ofreció albergue durante el día y medio que tuvimos la dicha de pasar en el Santuario de nuestra Madre de la Caridad.
Pudimos conocer muchos lugares históricos en Santiago de Cuba, tales como el Castillo del Morro, la loma de San Juan, el árbol de la Paz, el Caney, el cementerio de Santa Efigenia y la Catedral.
Este Mausoleo fue obra del escultor
holguinero Mario Santi Garcia
El día 11, fiesta de la divina Maternidad de María, se verificó, propiamente, nuestra Peregrinación. Los alumnos, llevando el uniforme de gala, asistieron a la Santa Misa des`pues de haber subido la escalinata de la entrada rezando piadosamente el Rosario y entonando cánticos en honor de la Virgen. Todos ofrecimos la Sagrada Comunión para ganar el jubileo del Año Mariano y encomendamos nuestras necesidades a la Virgen de la Caridad, en aquel lugar bendito en donde laten, al unísono, el Corazón de María y el corazón de la Patria.Cuando al amanecer del dia 12 de octubre, nos dispusimos a emprender el viaje de regreso, con pena fuimos a despedirnos de la Virgen; se estaban tan bien allí, lejos de todo lo mundano, bajo la mirada tutelar de María… A us plantas entonamos el conmovedor
! Adios, excelsa Reina…! y renovamos las resoluciones que Ella nos había inspirado en aquellos santos días.
Desde la carretera seguimos con la vista, por largo rato, el Santuario que cada vez parecía más pequeño, hasta semejar una blanca paloma que, portadora de un mensaje de paz y de esperanzas, se pierde en la lejanía. Al pasar por Camagüey fuimos nuevamente objeto de las finas atenciones de los Hermanos, les reiteramos nuestra más efusiva gratitud.
Sobre las 10 de la noche llegamos a la Habana y poco después nos deteníamos en las puertas de nuestro Colegio, donde los familiares de los alumnos los esperaban con cierta impaciencia pues temían por el ciclón que había amenzado las costas orientales de la Isla. Verdadera satisfacción experimentaron al saber que todo nos había salido perfectamente. La Santísima Virgen nos había protegido visiblemente y había impedido que el terrible meteoro nos molestara en lo más mínimo. Quiera Ella también librarnos de las borrascas y tempestades de la vida y llevarnos salvos y seguros al puerto de la Gloria en donde podamos contemplar su sin par belleza.
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