DEJAME HABLAR Y ESCUCHA. Colaboraciòn de nuestro profesor Esteban Castilla Aparicio desde Burgos, España

Muchas veces se oye decir este reproche: ¨DEJAME HABLAR Y ESCUCHA¨. Dime lo que quieras que yo sí te escucho.

Cuando la obsesión nubla la mente no se escucha la voz del interlocutor; sólo hay un monólogo obsesivo, discrepante; falta esa luz en el camino de la convivencia.

La existencia humana es un camino de fe en las personas y avanzamos más en la penumbra que a plena luz.

Estamos envueltos en una capa de oscuridad. Nos llevamos por lo que vemos y, dejamos de oir la voz del que nos habla interiormente y, del que decimos muchas veces: ´´DIOS ESTÁ MUY OCUPADO PARA ESCUCHAR NUESTROS PROBLEMAS´´......pero esta afirmación gratuita no tiene fundamento.

´´DIOS ESTÁ MAS CERCA EN LA ESCUCHA QUE EN LA VISION´´ Benedicto XVI

Dios nos habla más veces de las que nosotros creemos.- ¿ Le escuchamos ?

No es verdad que muchas veces prótesis auditivas necesitaríamos ?

Sí oímos pero no escuhamos. Señor que oiga !... era la petición de aquel sordo.

Señor que te oiga y te vea en los acontecimientos de cada día.

En los enfermos, en la falta de comprensión, en el que me contradice, en las injusticias sociales, en la frialdad ante el necesitado, en el desiquilibrado moral o siquícamente.

Señor que te vea y, escuche porque tú estás a mi lado como estuviste en la cruz aquel Viernes Santo.

Dicen que el corazón de la madre es la escuela del niño. De sus labios salen las primeras palabras, las primeras oraciones, porque Dios es nuestra referencia en todo. Él nos oye y nos escucha siempre. Que esa luz de la fe nos la conserve en nuestra pequeña lámpara.

No nos alejemos de la verdad. No mi verdad ni tu verdad, la Verdad.