LA CARIDAD DE MARÍA
La liturgia de la Iglesia celebra hoy la fiesta de la Visitación de María a Santa Isabel.
Como veremos, María hace esa visita movida por la caridad, el deseo de estar junto a su prima en los últimos meses del embarazo y ayudarla en los quehaceres de la casa.
Nos da así un buen ejemplo de caridad.
La caridad es una de las virtudes cardinales, que nos hace amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestros semejantes por amor de Dios.
Los Evangelios poco nos dicen de María, pero de ese poco, dos veces muestran cómo María amaba a sus semejantes y practicaba la caridad.
La primera, cuando enterada Ella por las palabras del ángel que su prima Isabel estaba en estado, va lo antes posible a visitarla, a pesar de las incomodidades de los viajes de aquellos tiempos, para estar a su lado y prestarle ayuda.
La segunda, fue en la boda de Caná, cuando nota que el vino se ha acabado y procura remediar la situación, evitando así que los novios pasen por el bochorno de no haber procurado bastante vino.
A lo largo de los siglos, los fieles han reconocido esa virtud de María y han acudido a Ella bajo la advocación de Nuestra Señora de la Caridad con varios santuarios en España.
Y esa devoción, los primeros colonizadores la llevaron a Cuba y así, cuando comienza a venerarse su aparición en la bahía de Nipe, es bajo esa advocación, pues ese título llevaba la imagen rescatada de las olas.
Terminamos hoy el MES DE MARÍA y que sea el fruto de este mes el imitar a María y practicar la la virtud de caridad, que no es solamente dar limosna, sino también apoyo, consuelo, consejo, etc. y rezar por todos los que necesitan toda clase de ayuda espiritual, moral y material.
Adiós, excelsa Reina
Delicia del Señor;
Adiós, Madre adorada;
Adiós, adiós, adiós!
De tu divino rostro
Me alejo con pesar;
Permíteme que vuelva
Tus plantas a besar.
Adiós, ¡oh Virgen Madre!
Más bella que la luz;
¡Jamás, jamás me olvides
Delante de Jesús!
¡Oh, Reina de los cielos!
¡Oh Madre de bondad!
Me aparto de tu trono,
Mas siempre te he de amar.
Me ofrezco a ti Señora;
Tu amor será mi amor;
Y al fenecer mi vida,
Condúceme al Señor.
Adiós, del cielo encanto,
Del orbe entero honor;
Adiós ¡oh Madre mía!
Adiós, adiós, adiós….
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