De nuestro profesor Esteban Castilla Aparicio desde Burgos, España
Muy queridos y siempre recordados A.A. Maristas holguineros y familia:
Hoy hablamos del silencio. Muy cerca de mi domicilio, a tres kilómetros, aguas arriba del ´´ALAZON´´, en un paraje que llamamos ´´FUENTES BLANCAS´´ se eleva la ´´CARTUJA DE MIRAFLORES´´. Allí recibe S. Bruno a todo el que quiere visitarle; pero no dice ni palabra; no habla porque es cartujo.
La Cartuja iluminada de noche parece un Tabor. Allí el silencio se palpa; yo diría más, se oye el sonido del silencio. Las flores crecen en silencio; las fuentes que originan los ríos, bajan desde las montañas silenciosas; en el silencio del seno de una madre se origina y crece el nuevo ser; en el silencio de los laboratorios, nació la penicilina; en el silencio de la noche y en una cueva nació el Señor que estuvo en silencio treinta años y sigue en silencio entre nosotros en el Sagrario iluminado por una pequeña lamparita.
Hoy estamos inmersos en un clima de ruido ´´exterior e interior´´ que nos hace sordos a la voz de Dios y, a sus requerimientos. El Señor se detuvo muchas veces para orar en el silencio de la montaña y, su última oración fue de perdón en el Gólgota.
Creamos en silencio y, Dios ve nuestro interior; nos arrodillamos ante Dios porque el que no se arrodilla ante Él, no puede estar de pie ante los hombres. Sólo en el silencio es esencial discernir lo útil de lo superficial.
En el silencio de mi madurez adulta, reflexiono y digo: Enséñame Señor a buscarte, y, muéstrame al que te busca.
En el silencio de la distancia vaya mi más sincero cariño para esos holguineros que llevo en mi corazón y de los que tantos recuerdos me trae este mes de Mayo.
Esteban Castilla Aparicio