Un almuerzo inolvidable. Nota de Jorge A. Capote enviada por Angel Cuesta

UN ALMUERZO INOLVIDABLE
Jorge A. Capote Abreu Miami, 02 Diciembre de 2013 

Había recibido un email de Ángel Cuesta hablando de la presencia de Zaiden Rafael en su casa y preguntándome por mi disposición a la posibilidad de encontrarnos el lunes 2 de diciembre de 2013 para almorzar con Otto Wiltz, a lo que acepte pronta y gustosamente. Para mí era un privilegio poder encontrarme con exalumnos de los MARISTAS de la Víbora (Habana - Cuba), mis compañeros de aulas y de esa etapa tan bella de nuestra vida y formación como fue la vivida en los MARISTAS... 

Cuesta y Zaiden vinieron a recogerme a casa de mi prima en la 22 Ave y 23 St., para juntos ir hasta casa de Otto en Miami Lakes, un municipio dentro del Condado de Miami Dade. Con anécdotas y remembranzas de nuestras “batallas de juventud” que Zayden hilvanaba magistralmente se nos pasaron los casi 40 minutos de desplazamiento por las diferentes autopistas y carreteras que nos llevaron a nuestro destino. 

 A Otto Wiltz no le veía desde el encuentro que sostuvimos en casa de Aquiles hace unos años en una de mis visitas... Desde entonces había tenido conocimiento de sus altas y bajas de salud a través de los emails de nuestro común amigo Paco (Rodríguez Alemán), exalumno MARISTAS también. Le vi muy entusiasmado y cariñoso, lo cual me agrado mucho. 

Decidimos a sugerencia de Otto y Cuesta ir a almorzar al restaurant “La Viña de Aragón” en 8155 W 8th Ave, Hialeah, (Fla. 33014). Un agradable lugar de mejor menú y calidad de sus platos de comida latina que su apariencia externa. Un exquisito ajiaco, fue la selección de Otto y mía, mientras Cuesta se conformó con un sándwich cubano, y Zaiden opto por otro de las buenas ofertas del día. 

Nos quedamos TODOS, sin dudas, con una muy agradable sensación de amistad y afectos, que ni los años, ni las vicisitudes que se han podido interponer han logrado romper. 
 Fue un encuentro lleno de emociones y agradables recuerdos. Que me congratulan y satisfacen, quizás por vivir en otro rincón del mundo valoro más - si cabe - estos pequeños regalos de la vida que agradezco a Dios. 


 






Cuando uno es joven, no sabe el valor que tienen las enseñanzas y hábitos que adquirimos en los MARISTAS, incluso llegamos a rechazar en ciertos momentos, pero gracias a ellos, hoy somos mejores personas, y nuestra dimensión espiritual es mayor de lo habitual. Doy permanentemente Gracias a Dios por ese privilegio de haberme formado en las aulas MARISTAS

 Miami, diciembre de 2013