Con motivo de los 90 años del Hermano Marista Rafael Gustavo
Hugo Mariano Martin Casanova (1 de Abril de 1924) fuimos
invitados por la Asociación de Antiguos Alumnos MARISTAS de Cuba a participar en un almuerzo el 30 de marzo de 2014 en el
Millenium Banquet Hall de la 14619 SW y la 42nd. St. (Bird
Road) de Miami, Fla. 33175.
Doscientos comensales, entre Antiguos Alumnos MARISTAS, sus esposas y algunos invitados nos reunimos en aquel salón para celebrar los 90 años del Hno. Rafael, para unos, o Hno. Hugo para otros. Una figura singular y significativa en la vida de los alumnos MARISTAS de Cuba. Marco con especial sello su presencia ante nosotros, bien en las aulas, o en los pasillos del Colegio o en las muchas actividades en que su generosa entrega por educar e inculcar los valores cristianos que tanto nos han marcado y ayudado a lo largo de nuestra vida: AMOR Y DEVOCION A LA VIRGEN.
En un Marista de alguna manera está la huella, el sello de su formación, de sus
valores y de su fe, impuesto en sus actos y en sus formas fue una frase que usè, hace ya
algún tiempo, cuando expresè lo que había significado el haber sido alumno de los
MARISTAS, y en este acto, a cada uno, se les veía la marca de esa huella, de ese sello,
del que quizás no sean conscientes pero que como luciérnagas les va identificando en su
actuar.
Fue un bello encuentro de agradecimiento y confraternidad que nos permitió estrechar
manos y abrazar a viejos amigos y siempre MARISTAS, estuvieran en la mesa que
estuvieran sentados. En mi caso, tan lejos de la Florida y la posibilidad de algún
encuentro casual o accidental, se hacía más importante el poder ver e identificar a viejos
amigos o compañeros de las aulas de los MARISTAS de la Víbora. Fue una
oportunidad para agradecer y saludar personalmente a Eloy Perez Montejo, por su bella
labor en la web www.siempremarista.com En aquel salón se reunían más de 15,000 años de
vidas, la mayoría con el sello MARISTAS desde sus más tempranas edades.
Antiguos alumnos de la promociòn 1959 con el Hno. Hugo (sentado)
Para nosotros los AA MARISTAS de la promoción 1959 y para mí en particular este
encuentro fue especialmente emotivo. Es un privilegio poder disfrutar de la compañía, a
sus 90 años con extrema vitalidad, de quien fue nuestro profesor en Secundaria, el Hno.
Hugo, y compartir mesa y momentos de esparcimiento y recuerdos con estos amigos, a
quienes nunca podré olvidar porque de ellos tengo un pedazo de mi vida lleno de sus
recuerdos, de aquella etapa de oro que fue la vivida en las aulas de los HH. MARISTAS
de la Víbora.
Fue un placer volver a ver y abrazar a Gustavito Ribeaux, ese amigo de las aulas y
estrella del basket ball del Colegio que me hizo vibrar con sus jugadas en muchos
encuentros sobre el tabloncillo, como aquel último juego del campeonato de menores de
13 contra Trelles en 1956 en que Gustavito (11) fue el héroe... Créanme que aún
recuerdo, el rechinar de los tenis sobre el floor de basket de aquella saeta que era
Gustavito Ribeaux. Que mayor placer que poderle de nuevo abrazar y hablar de nuestras
vidas, de nuestros nietos y de nuestros recuerdos. ¿No es un privilegio más a agradecer
a Dios?.
La gentil y siempre amable compañía de Angel Cuesta, motor e impulsor de que nos
atreviéramos a cruzar el charco para estar en esta única oportunidad, como él decía: en
los próximos 90 años del Hno. Hugo, casi seguro no estaremos.... La posibilidad de
constatar que Oscar Perez, Oscarito, a pesar de los años no pierde la jovialidad, ni la
sonrisa que siempre le caracterizó. Disfrutar de la compañía de Bernardo Rodríguez,
siempre comedido. Volver a ver, más entrado en kilos de lo habitual, al siempre
dinámico, alegre, sagaz y apreciado Aquiles. Fue por TODOS, un privilegio, que
colmaron la agradable presencia de quienes les soportan día a día, Tere, Mari Gloria,
Olga e Irene.
Jorge A. Capote Abreu
Santander, Abril de 2014