La caridad es la virtud que nos hace amar a Dios sobre todas las cosas y amar también a todos los demás por amor de Dios.
Los Evangelios poco nos dicen de María; pero de ese poco, dos veces muestran como María amaba a los demás y practicaba la caridad.
La primera de esas dos veces fue cuando enterada por las palabras del ángel que su prima Isabel esperaba un hijo, fue lo antes posible a visitarla sin tener en cuenta las incomodidades de los viajes en aquellos tiempos; quiso estar a su lado y darle ayuda.
La segunda vez fue en la boda de Caná, cuando nota que el vino se había acabado y procura remediar aquella situación y así evitar que los recién casados pasaran por el bochorno de no haber procurado bastante vino.
A lo largo de los siglos los fieles han reconocido esa virtud de María y han acudido a Ella y venerado a la Virgen de la Caridad iglesias dedicada con ese nombre en varias ciudades de España. Y esa devoción los primeros colonizadores la llevaron a Cuba y así, cuando comienza a venerarse la imagen encontrada la bahía de Nipe, es bajo esa advocación, que llevaba la pequeña imagen en su base.
Imitemos a María practicando la caridad, que no consiste solamente en dar alguna limosna, sino también dando consuelo, consejo, apoyo a quienes alrededor de nosotros lo necesiten y pedir a María or todos los que necesitan ayuda espiritual y material.